Las orugas y nuestras mascotas
La oruga procesionaria del pino, (Thaumetopea pityocampa) suele aparecer entre los pinares y cedros durante la primavera (abril-mayo), pero debido al proceso de cambio climático que sufrimos cada vez con mayor intensidad, se observa que se ha adelantado la temporada de procesionarias del pino, adelantándose al mes de febrero.
Ante el menor signo de peligro, este insecto desprende unos pelos que conllevan una toxina venenosa que puede producir reacciones alérgicas, suponiendo un peligro para los perros si la comen, olfatean o entran en contacto con ella, provocando importantes problemas de salud.
Si nuestro perro entra en contacto con alguna oruga, es importante acudir lo antes posible al veterinario, ya que si no se trata lo antes posible su vida puede correr peligro.
Para evitar que nuestras mascotas sufran los efectos de las orugas es recomendable tomar las siguientes medidas:
- Eludir paseos por las zonas de pinares durante los periodos de temperaturas suaves, que con el cambio climático cada vez empiezan antes.
- Pasear siempre a nuestro perro con correa.
- Evitar que olisquee zonas de tierra para prevenir posibles contactos con orugas enterradas en su fase previa a mariposa.
El Ayuntamiento, por su parte, a través de la concejalía de Sanidad y Medio Ambiente llevó a cabo los trabajos de fumigación en otoño para evitar el desarrollo de estas orugas, pero la imprevisibilidad de los efectos del cambio climático unida a la estricta normativa del uso sostenible de fitosanitarios, hacen que sea muy difícil combatir este insecto.
Este año y hasta la fecha, se han podido observar orugas procesionarias en el parque Margarita Salas y en la calle Federico García Lorca, junto a la urbanización El Bosque, áreas en las que se está realizando un estudio para implementar medidas más eficaces.
Desde la concejalía de Sanidad y Medio Ambiente recomendamos evitar pasear por estas zonas con nuestro perro y llevar a cabo las recomendaciones anteriormente descritas para no poner en riesgo a nuestras mascotas y evitar los posibles problemas de salud que pudieran sufrir debido a las toxinas de la procesionaria.
Fuente: Concejalía de Sanidad y Medio Ambiente